domingo, 28 de agosto de 2011

Cap 36

A _______ le había encantado que Tom se pusiera nervioso por su comentario. El agua estaba fría y Tom no dejaba de lanzarle agua, estaban cerca del yate. El mar no estaba picado pero igual no veían bien porque era de noche. Tom había tenido una erección cuando vio a ________ quitarse el vestido, ese traje de baño rojo, hacia que resaltara su piel y su figura, le quedaba muy bien. Se metió rápido al agua para que ella no notara su miembro erecto, pero ella igual lo notó.

Ya habían pasado mucho tiempo en el agua y el frío estaba empezando a aparecer, _______ estaba abrazándose así misma. Él se le acercó por detrás, y la abrazo con sus músculos bien torneados. Ella tenía la espalda semi desnuda y él con su abdomen al descubierto. Todo mojado, pegándolo a su espalda, eso era, realmente reconfortante y cálido. O, como ella pensaba, era jodidamente excitante. Ella estaba perdida, en un éxtasis de pasión mezclado con lujuria, debido a esos ardientes besos en el cuello que le daba el chico.

En un abrir y cerrar de ojos, estaban en el camarote del yate, abrazados en la cama, besándose. No sabían en que momento salieron del agua, y mucho menos en que momento se cambiaron de ropa. Lo único que sabían era que estaban allí el uno para el otro, que encajaban perfectamente, y que se amaban… Sí, se amaban.

Las manos de Tom recorrían el cuerpo de la chica, jugueteando un poco. Haciéndola suspirar, como en ocasiones anteriores. Deshaciéndose de cualquier prenda de ropa, dejando al descubierto el cuerpo más hermoso que había visto jamás. Él pudo notar que ella estaba sonrojada, y que trataba cubrirse. A veces ________ podía parecer muy inocente. Él sonrió, apartándole las manos a un lado de la cama, ella las removió y las colocó en el torso desnudo del chico. Acariciándolo. Él recorrió todo su cuerpo con su vista, era algo precioso. No paraba de sonreír, y ella seguía roja como un tomate.

Los besos y las caricias se intensificaron, cada que pasaban los segundos. La erección de Tom se pegaba del vientre de ella, los bóxers molestaban, y demasiado. Ella bajó sus traviesas manos, acariciando su erección por encima del bóxer, él se detuvo un segundo y la observó, las miradas de ambos irradiaban deseo y pasión.

Él solo siguió atacando su cuello, y ella le bajó los bóxers, quitándoselos completamente, así ambos… Quedaron totalmente desnudos.

Cap 35

- Tranquila, no pasa nada, no te asustes – la retiró lentamente de su pecho – Puedes abrir los ojos.

Al abrir los ojos se le cristalizo la mirada, y se frotó los mismos varias veces. No podía creer lo que estaba viendo, ni en sus sueños más locos se imaginaba eso. Creía que todo era un sueño, y no quería despertar. Era la sorpresa más hermosa que cualquier chico podría darle. Una cena romántica en un yate, iluminado con velas rojas y blancas. Por todas partes. Era perfecto. Y era cierto, lo estaba viviendo. Todavía no creía que ella se había ablandado tanto por él, por Tom. Que había cambiado solo por él, que él le había hecho ver la vida de otro modo. Que no todo era malo, y que todos tenemos segundas oportunidades. Él estuvo allí en momentos difíciles y ella estaba dispuesta a darse una oportunidad con él. Nunca había experimentado esas emociones y sensaciones tan hermosas, y sobretodo, tan verdaderas. Tan reales, tan ciertas. Lo abrazó efusivamente sonriendo, y fue corriendo a recorrer el yate como una niña pequeña.

Él la siguió, mostrándole las cosas del yate, explicándole que éste era de su padre. Que había fallecido cuando él era solo un bebé. Ella lo consoló, y cuando vio el mando del yate, enloqueció queriéndolo manejar. Cosa que él no permitió. La llevo delicadamente del brazo hacia la mesa, y le corrió la silla para que se sentase, como un caballero.

Ella se sentó ansiosa.

- De verdad que todo esto es hermoso. Gracias Tom – dijo, tiernamente.

- Sólo lo mejor para ti – le sonrió, lo cual ella imitó.

La cena transcurrió tranquila, cada vez estaba más convencida de que sentía algo por él. Era evidente que las mariposas en su estómago eran por algo, y el cosquilleó cuando él le coqueteaba. Suspiró. Escuchar su risa, era una melodía perfecta, como si se estuviera riendo un ángel. Era algo sumamente precioso.

- Bueno, como ya terminamos de comer – vaciló. – ¿Qué tal si nadamos un rato?

- Solo me quieres ver en traje de baño – bufo.

- Cla… Claro que no… - Tartamudeó. Ella solo sonrió.

- Bromeaba – rió, lo cual contagió a Tom y también rió. Dando finalizada la situación.

Cap 34

Ambos se sentaron en la arena, esa suave arena, alrededor de unas cuantas rocas, con el fondo de paisaje perfecto. El agua apenas les llegaba a las puntas de los pies, mojándolos un poco.

Estaban risueños, hablando de cualquier tontería, mostrando sus perfectas dentaduras. El cabello de _______ se agitaba con el viento, lo cual hacia que Justin se perdiera en su aroma. Su preciosa aroma.

Las sorpresas no dejaban de aparecer y es que, el atardecer allí, era precioso. Indescriptible. El más bello atardecer que cualquiera de los dos haya visto alguna vez. Y, sobretodo, con el acompañante perfecto.

En el momento del atardecer, él se puso de pie, tomándola de la mano para que hiciera lo mismo. Extrañada lo imitó. Algo dentro de ella le decía que esta noche iba a pasar algo.

Sonrió cuando él tomó sus manos junto las de ella y le cubrió los ojos. Diciéndole:

- No se vale ver – trató de decirlo seriamente, pero no pudo evitar reírse.

Empezó a guiarla por un camino medio largo, estaba todo iluminado por lámparas o algo así. Él seguía guiándola, mientras caminaban lentamente. Como para darle más suspenso al asunto. Se reían porque ella no podía ver.

- Ya va – dijo ______, en un tono un tanto gracioso – No me vas a secuestrar… ¿O sí? – trató de poner una voz asustadisza.

- Mhm… El día que yo te valla a secuestrar – soltó una risita – lo haré de sorpresa y no pediré rescate. – eso último lo susurro en su oído, lo cual le ocasionó escalofríos a la chica.

Seguían caminando, _______ se fastidió un poco, el camino era algo largo, y Tom iba caminando muy lento mientras le coqueteaba.

- Tienes que subir cuatro escalones – dijo él, en tono autoritario. Ella hizo caso. – Ahora camina. – ella caminaba, de repente, sentía que el piso se movía, y que estaba un poco mareada, se soltó de las manos que cubrían sus ojos y se aferro a Tom aún con los ojos cerrados, apretada contra su pecho. Asustada. ¿Qué estaba pasando?

jueves, 25 de agosto de 2011

Cap 33

‘Cuatro de la tarde…’

Ya estaba lista, no era de esas mujeres que se acostumbraban a tardarse tres horas o más arreglándose, no, siempre se arreglaba muy rápido, pero a la vez haciéndose esperar lo suficiente.

Para esta ocasión se coloco un bikini Rojo oscuro que resaltaba la tonalidad clara de su piel, por encima un vestido Negro ceñido al cuerpo, a la mitad del muslo y unos tacones pero bajos, su cabello suelto, Negro se veía precioso, y poco maquillaje que hacia juego con el vestido, con accesorios que igualmente, hacían juego.

Estaba sentada en la sala, esperando a Tom, observando por la ventana, vio aparcar al frente de su casa un Ford Mustang negro, sonrió y vio cada paso que daba hasta llegar a la puerta de su casa. Se levantó del mueble y se miró en el gran espejo que había en la pared al costado de la puerta principal, tenía un brillo especial en sus ojos.

Se acomodó nerviosamente el vestido y el cabello, él toco el timbre un par de veces y ella abrió la puerta con su mejor sonrisa.

- Hola – musitó él.

- Hola – respondió ella, con el mismo tono de voz y se paso la mano nerviosamente por el cabello. No sabia porque actuaban así, no era la primera que se veían, pero si que salían como una cita.

Él le extendió la mano y se dirigieron al auto, luego de abrir la puerta del copiloto ella entró y el la cerró para luego montarse donde le correspondía.

- Te vestiste preciosa – dijo, mientras arrancaba el auto, camino a donde sea que se dirigieran.

- Gracias – se ruborizó – Tom…

- Dime – volteó a verla un segundo.

- ¿Esto vendría siendo una cita? – preguntó tímida.

- Pues, solo si tu quieres que lo sea. – sonrió y le tomó la mano.

- Pues, si quiero – sonrió.

El camino no transcurrió en silencio, seguían hablando, de cualquier cosa, luego de mas o menos una hora, llegaron a una playa bellísima, con un mar azul espectacular. El la ayudó a bajar del auto y luego de tomar sus cosas se fueron a caminar.

- ¿Te gusta? – preguntó él, desviando su mirada al mar.

- Me encanta – musitó ella, aun en shock por la belleza de aquel paisaje.

Cap 32

- ¿Bueno? – contestó tragando ese último bocado de pan y pasándolo con jugo.

- Hola preciosa – esa voz, la hizo sonreír instantáneamente.

- ¡Tom! – exclamó ella como una niña pequeña, con un tono de alegría.

- Necesito hablar contigo… - de pronto, su voz era mas seria.

- ¿Pasó algo malo? – sentía un nudo en el estómago, solo eso le pasaba cuando estaba nerviosa, luego comenzó a sudar.

- No se como te lo puedas tomar tú… Te paso buscando a eso de las cuatro, si quieres puedes ponerte un bikini sexy – dijo tratando de sonar seductor, pero se escuchaba nervioso. Ella suspiró – pero – añadió – si no quieres, no importa.

- No es eso, es que me asustaste – rió – Bueno, nos vemos a las cuatro.

- A las cuatro – sonrió aunque él sabía que ella no podía verlo, pero si presentir que sonreía. El primer paso de su plan estaba funcionando, no fue rechazado.

Ella, se quedo dudando… ¿Qué sería lo que le tenía que decir Tom? Estaba nerviosa, debía admitirlo, era un sentimiento de intriga que la consumía por dentro, esas ganas de saber que le diría.

Miles de diálogos se le vinieron a la mente, y cuando vino a ver, había estado ahí ya una hora… En el jardín.

Entro en la casa y dejó su plato en el fregador. Tomo un poco de helado de chocolate de la nevera, en su tasa favorita y subió corriendo a su cuarto. Tenía tiempo que no estaba en su cuarto, es decir, que no pasaba tiempo en su cuarto, ya no lo hacía como antes. Lo máximo que hacia era dormir ahí.

Encendió el plasma de 42 pulgadas y puso ‘So you think you can dance’. Su programa favorito, estaba empezando la quinta temporada, no podía estar más feliz.

Se pasó parte de la tarde mirando el programa, y a los participantes, mientras comía del helado de chocolate. Cuando se dio cuenta eran las tres y ya debía alistarse. Así que se fue a bañar. Quería estar bien presentable para ver a Tom, le importaba lo que el opinara de su apariencia.

Cap 31

_______ gruño y se quejó cuando él se separó de ella.

- Eres malo – le dijo haciendo un puchero.

- Tu eres sexy, y si sigo aquí no aguantaré y te hare mía. Mejor me voy preciosa, adiós – le beso la mejilla rápidamente y se retiró de la habitación casi que corriendo.

______ cansada, se quedó dormida al instante dándole paso a soñar. Con él, con Tom.

‘Once de la mañana…’

______ despertó, había tenido un gran sueño, se acordó de lo de anoche y no pudo evitar sonreír, tal vez estaba un poco ebria pero eso lo iba a recordar por siempre.

Hizo su rutina de higiene, para luego ponerse un jersey color granate, con unos vaqueros ajustados y unos zapatos deportivos cómodos que hacían juego con el jersey. Bajó a la cocina y se sirvió un vaso de jugo de naranja recién exprimido, sus padres estaban desayunando en el comedor. Su padre leyendo el periódico, la sección de noticias, como siempre, y su madre hablando por el celular. Ambos la miraron.

- Buenos días – dijo ______ esbozando su mejor sonrisa mientras se sentaba junto a su madre en la gran mesa color café de aquel juego de comedor.

- Alguien amaneció bien hoy – dijo su padre, ella solo se limitó a sonreír.

- ¿Te fue bien en la fiesta anoche, verdad? – preguntó su madre.

- Mejor que nunca. Creo que saldré un rato al jardín – se levantó de la mesa con su plato de desayuno y su jugo de naranja.

- Está bien – dijeron al unísono.

Ella camino a ese enorme jardín, que tenia la alberca, las rosas, las flores, todo tan colorido e impecable, todo tan perfecto.

Se sentó al lado del gran árbol que era atracción principal de aquel hermoso jardín, se acomodó y doblo las piernas para poner el desayuno en ellas.

Desayunaba observando el sol, ese hermoso sol. Pero fue interrumpida por una llamada telefónica.

Cap 30

Ella había acabado en su boca, y él estaba complacido, saborear su dulce elixir era lo mejor de todo ese momento. Retiró las piernas de ella, que estaban temblando y las puso de largo en la cama, se acostó a su lado cansado. Ella aún tenía los ojos entrecerrados. Volteó a verlo y le esbozo una sonrisa.

- Eso fue… - dijo ella, recuperando el aliento a duras penas. – Lo mejor que pude haber experimentado en toda mi vida.

- Si hubiera llegado más lejos, te hubiera encantado lo otro mejor que podrías experimentar – ella se ruborizó y el le guiño el ojo.

- ¡Tom! – exclamó. El solo soltó una risita y se puso encima de ella apoyando la palma de sus manos y las rodillas en la cama, para no poner su peso completamente en ella.

- Eres preciosa amor – se acercó lentamente a su cuello, el cual lamió y dio pequeños besos.

- Tu no te quedas atrás – Tom sonrió, era la primera vez que ella le decía algo como eso. Al principio eran tan odiosa y pesada, pero ahora… Ahora había cambiado. Dudaba si podría ser por él o no.

- ¿Tus padres vienen esta noche? – preguntó desviando el tema.

- Sí… ¿Por qué?

- Quería quedarme a dormir contigo, pero creo que no querrán verme en tu habitación. – se levantó de la cama poniéndose a un costado.

- ¡Maldi.ción! – susurró ella. – Pero, por lo menos, recompénsame antes de irte – hizo un puchero, y luego sonrió coquetamente.

- ¿Te parece poco todo lo que te hice? – Ella asintió – Te daría más, pero estás ebria aún cielo.

- No estoy ebria – sí lo estaba.

- El primer paso es la negación, pero para que no olvides esta noche… Te voy a dar el mejor beso de toda tu vida – se acercaba a ella, decidido. Se montó como en la posición anterior y su erección se la clavo en su bajo vientre. _______ gimió, al sentirlo duro como una roca.

Acortó los centímetros de distancia que los separaban y la besó, segundos después introdujo su lengua y el beso se fue profundizando, metió sus manos por el jersey para tocar sus senos que también estaban casi tan duros como su erección, solo los acarició por encima del sujetador. La iba a dejar con ganas de más. Con ganas de él. Ella reprimió un gemido. Y él sabía que ya estaba excitada de nuevo, así que se separó de ella y se levanto a un costado de la cama.